Con las manos en los bolsillos
Como un niño travieso se escapa como un látigo de luna que sisea tentáculo holográfico que de un quieto anhelo se desprende como una certidumbre de vida arrastra el apetito de roces ella al alcance de un beso al oído de un aromado te quiero en los ojos de un químico enlace de sudores en los labios espera e intuye que otra vez no llegará que los pies de plomo se amuran al suelo de sus miedos el hombre y su hambre masticará cobardía por lo bajo /y sus ojos/ sus manos en los bolsillos clavarán las uñas contra sí mismo y se diluirá como siempre hasta morir en el intento retrayendo la culpa /por lo bajo/ un holograma huirá sin los abrazos /que inertes se replegarán/ hasta morir asesinados por la cobarde inacción de su amor.