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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Como animal domesticado

Me empujaba el hambre me empujaba, y su carnicero vocablo deglutía las ceremonias del vientre. Ánforas de leche eran los senos, dispuestos como grifos sobre un lecho de hambre, mi hambre, el hambre de todos mis hijos. Como niño ciego escaló mi lengua geografías imantadas -mi lengua- de norte lácteo, de pulcros picos níveos; geografía de casta inmensidad -y su piel- manual acelerado sobre cómo llegar al cielo. Como hombre, como animal domesticado, vuelo a saborear la luna y todos los dioses conmigo –también domesticados- moran en su geografía. Llovió entonces sobre las bocas manantial blanco de espuma –dulce lluvia- la lengua –mi lengua- sintiose diosa, el dios Baco bebió de ella -dulce lluvia- y su vino se hizo espuma de leche roja. / Tanto fue el cántaro a la fuente / Fuera de los cuerpos el alcohol, la leche agriada, los senos decapitados y la lengua –mi lengua- Baco murió esa noche alcoholizado; mis hijos se fueron tras otros senos y mi hambre cerró el grifo de sus ánforas. De nada

Desnúdate

Abrázala, despliega su vientre de amapola, ella minimiza todos los desaires, marchita las penas de la luna cuando algún poeta ingenuo la lastima. Erradica sus espinas de amarguras, descubre su esencia de gorrión emancipado. Sal del escondrijo por una vez en la vida. Inténtala, desnuda, dibujar bajo la lluvia, sé la llave de paso de su fuente serena; dile -cuando una lágrima parta en dos su sonrisa- que sus ojos son el coloso de Rodas sosteniendo la ternura. Olvida por un instante tu oficio de anacoreta, sé tú mismo, sé el hambre que desconoces y aliméntate de ella. Pártela en dos equinoccios uno para la tierra, otro para el fuego, que el norte sea proporcional a su planeta, es decir; el centro de su ombligo; para que viniendo del sur o del norte encuentres siempre el camino. Sé tú mismo, no te rindas, la noche absorbe y el cielo clama; abrázala, así como si nada; pon en vuelo los pájaros de su alma y desnúdate con ella, la muerte puede esperar, de todas formas siempre llega.

Así de simple

Ya me ves aquí intentando reprimir mi instinto de hablarte de mil colores sabiendo que los tienes todos y que no necesitas azúcar que tu leche es dulce por naturaleza eso de salir a buscar comparaciones con margaritas palomas caminos no es más que un impotente acto reflejo de acomodar palabras debería ser tan simple amarte así como margarita que eres como paloma empollando un tiempo como todos los caminos con todos esos colores naturales que lo componen que te componen en arcos sería tan simple decir que abarcas todos los quiero pero no necesito escribirte poesía para deshojarte para ver tu paz de laurel en vuelo para recorrerte cada vez cada tiempo en que me recorres sobre los versos repasando mi historia donde sobrevives a golpes a besos de nostálgicos recuerdos.

No es lo que parece

Puedo pensar –eso creo- que no dirás que fui ingenuo por erradicarme hacia vos e invadir con mis obscenos deseos tu pulcra virtud; nada es lo que parece –lo sabes- deberíamos escribir un catálogo de posiciones cibernéticas con los pormenores menores de un sexo sin espumas en la boca, sin brindis de tabaco en los alientos. Puede que alguno de los capítulos sobreviva mientras aplasto un recuerdo, percatándome que sólo fue eso, sopesado por una incrédula virginidad de amores inexpertos.

Naufragio

Dicen que volverás, que estás esclava en la borra torrada de un café, sometido al exilio de tu aroma, mezcla de rouge y chanel. Presagio de vida que no acaba, que oprime con su ombligo un próximo cordón de esperanzas. /Eterno resultante de una resta, no entiendo el augurio trasnochado/ Dicen que el cíclico ritual del mar devuelve los despojos, los inmuniza contra la muerte en una resaca invisible, que no deja ni huellas de su paso, /El mar devolvió botellas, en maremotos de mensajes sin palabras/