Donde duermen las lluvias

Murió la tarde, como el trigo segado, como el viento desgranándose en brisas. Así nos desgranamos gastando los abrazos, los te quiero de lluvias, los siempre suspensivos, y al igual que el trigo, nos convertimos en masa para nuestro pan diario, y somos amantes sin la carne, implícitos en piel y noches; nadie nos vio, nadie lo sabe. Sólo las lluvias amándose sin verbos.