Labios improcedentes lamerán la piedra angular, el hito que releva mis márgenes de abandono; todo está señalado para que suceda: Los colores de tinta, los orlados papeles, los sahumerios des-aromados de la India, las alfombras y sus hilos de oro voladores; el libre albedrío de los deseos. Será enérgica metamorfosis del ocaso, eufonía sin eco que despose el silencio y muerda la sed en el dorso de la esfera. Se trenzarán –osados- los versos del aliento en elevadas odas del tiempo que no vence, abrigando eclipses en inéditos caminos al domar el éxtasis sin rúbrica ni mapa. Develará misterios con el filo de la copa rozando los límites del desenfreno, vorágines de alubias perladas, ostras carnosas y abiertas, relamidos labios uterinos; hablarán entonces los libros sepultados, los líquenes maduros treparán las sombras se volverá oro el plomo de la noche. Llegará, espero, cual alfanje de piras moldeando el cáliz al borde de su vuelo; centrífugo bastión, en cuyo cruce, se atenúa el plúmbeo pas...