La consigna de otro intento

Volver a amarte, volver al origen de donde nunca me he ido; de tu alborada azul de tu pequeño tutor de mimbre donde aún descansa mi sombra; allí sobre la planicie ansiosa de estíos. Volver hasta la orilla emancipada, hurgar en los trastos olvidados donde marchitas las hojas que escribimos reverdezcan en abrazos de lluvias; donde purgar la condena de los descuidos sea la consigna de otro intento. Volver y ser, la palabra en tu boca, el nombre austero que llamas, el que muerde tu melancolía tu espera imposible, la que no esperas desde la brújula rota olvidada en los jardines de un adiós egoísta. Volver y desoxidar los labios abarrotarlos de sabores nuevos y encontrarnos a la intemperie desnudos en el primer beso, sabernos antiguos amantes recuperando la magia de los sueños.