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Mostrando entradas de enero, 2011

Con las bocas llenas

Maleducada. Bajo mis axilas te asilas, te arropas. Maleducada. Bajo mis uñas te arraigas, me roes por dentro, intrépida, indulgente. Maleducada. Tomas los atajos, los cincelas a tus antojos; destajas las llanuras. Las planicies despobladas los pueblas de pueblos nómades, de infantes traviesos que juegan rayuela hasta el cielo de tu niña, de tu niña que lame piel de alborada, que se desliza vientre abajo y puebla mi despoblado rebaño: de acertijos, de solitarias travesías, contando desesperadas esperas por alcanzarme. Maleducada al irte por los márgenes del diluvio, sustrayendo los restos de mí que boyan en tu útero. Maleducado tu pubis, maleducado mi instinto; sorteando los relieves, mixturando los colores: negro-cano, rojo –ensortijados- entre piernas, entre bocas lascivas, maleducadas, que no hablan pero gimen con las bocas llenas de espasmos. Maleducada me bebes: insolente, atrevida. Sin importar la sintaxis -de las lenguas- hablamos el mismo idioma, sin errores de ortografía.