Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2009

No ser

Imagen
Máscara, sueño camuflado, disimulado… -Yo te amo, claro que te amo… La máscara calla, reprime, los dedos de la conciencia que acusan… - Claro que te amo, pero no puedo no debo… Esta máscara espera.

Caos

Ser pasivo en medio de la calle, extraviado, rodeado de tanto caos pasan los pasos, los pasos pisan su sombra su bufanda caída arrastraba su miseria, nadie lo vio, sólo el viento que acumulaba papeles sucios sobre su cuerpo herrumbrado. El mendigo sigue dormido arrojado a sus miserias otros pasos pisan sus pasos y los acallan.

Beber tus lluvias

Es tu lluvia que moja mi rostro espejo, se astilla en ríos y sus lágrimas bañan la sal del tiempo. El óxido de mis bisagras se adhiere sin tregua inmoviliza mis venas quiere encausarte, recoger tus aguas para beberte y no perecer en lluvia con el corazón endurecido; aún te ama.

Seguir...

En el sueño no despierto es la pared que corre hacia mí, se interpone al vuelo; aleteo y me poso en ella, logra seducirme; no era una pared…

Para su recuerdo

Es tarde ya; enciendo mis ojos para ver el cielo y una lágrima larga me dice… no hay más momentos, es tarde y cuánto lo siento, y yo aquí parado tratando de ver la cara oculta de la roca llamada luna, allí donde quedaron los últimos brillos del sueño apagado y… es tarde ya. Mis manos extienden su adiós, toma los besos que no fueron besados, quedaron en el aire flotando; los guardo en un bolsillo para que no sean usados serán para su recuerdo el mejor regalo.

Tras de las palabras

Es este agosto…-diría el poeta- que congela de adioses mi alma, la empacha de frío y la deja morir intoxicada… He aprendido de ellos, convivido con sus nostalgias, pude leer tras sus palabras claras la simpleza del adiós que duele, las angustias que a veces suenan vanas; entonces, se me ocurrió decir… Es este agosto que congela de adioses mi alma, la empacha de frío y la deja morir intoxicada… otra vez…

No es el frío

He probado de ese cielo, tantas alas he volado ardiendo en él, obstinada vida que se niega a morir aun en la cima de la caída. Absolutamente se niega aunque se quema. El frío del infierno no ha calado mis huesos, sólo el vacío donde me pierdo cuando mis pasos regresan por sus antiguos dueños, en la simiente que he sembrado, que he marcado a fuego, a fuerzas de te quiero.

Aquellas melodías

Imagen
Llegan como sones los ecos, laberintos indescifrables, caracola en mis oídos al centro de mi existencia; allí los siento. Suenan, repican, diana que despierta el alba y sortea notas libres escapando por las grietas de mi memoria. Las siento fluir, ramillete de palabras, ensalzadas melodías seduciéndome; es tu voz que me llama y no la encuentro.

Adicción

Son mis pasos, con los zapatos girados hacia atrás que regresan sobre adictivas huellas; ellos marchan escalando ciegos la ausencia de mi norte, los ojos que tantas veces me besaron; son ellos los que vuelven a buscarla y mi espalda no voltea, sigue su marcha, pero sueña con que la encuentren.

Sin prisas

Puede que me ames en otra instancia con otro perfil intentando no dolerme con tu negligencia de amarme. ¿Negligencia? Quizás en tu silencio lo hagas para no ceder a los deseos, solamente quizás o soy yo el que así lo sueño; en la espera. He detenido los pasos en la precisa mutación del anochecer y el sol vespertino, no quiero dormir profundo puede que regreses y no me encuentres despierto.

Quiero

Quiero un lugar Quiero mi espacio Quiero un cielo Quiero mi isla y quiero mi mar Quiero mi sol y mi luna Quiero estar y permanecer Quiero ser y pertenecer Quiero una noche eterna Quiero mi refugio y te quiero en el Quiero el silencio y quiero mi música Quiero la distancia para no volver Quiero estar cerca para poder ver Quiero el abrazo que no sea mezquino Quiero un adiós que no duela Quiero un hola que sonría Quiero la justicia de los injustos Quiero transformarme por un instante Quiero ser el otro Quiero ponerme en su lugar Quiero verme Quiero entenderme Quiero comprenderme Quiero descubrirme Quiero quererme Quiero volver a mirar Quiero volver a oír Quiero volver a tocar Quiero volver a sentir Quiero dejar de solo estar Quiero dejar de vegetar Quiero dejar de transcurrir Quiero dejarme de diluir Quiero dejar de desvanecerme Quiero poder Quiero ver más opciones Quiero saber elegir Quiero aceptar que se puede Quiero aceptar que no Quiero tener claridad Quiero más luz Quiero otros ojos

Insomnio

Imagen
Debajo de la cama pasan las lentas horas entre las pelusas; se mezclan, se hacen motas, se desconciertan. Con el viento de las pesadas agujas se depositan en la memoria que no concilia el sueño debajo de la cama.

Editando lluvias (sin editar)

Imagen
Es la misma lluvia amor los mismos cristales, somos los mismos también borrando posibles nubes negras en iguales cielos. Y es meritorio haber alcanzado este cielo sin borrascas ni aves negras, solamente tu sol y mi luna y este sueño. Y es la misma lluvia, otra puerta quizás que se abre para reconocer paisajes descuidados, confundidos con otros colores diferentes pero no menos puros. Nuestros propios colores los que pintamos detrás de la cortina que se corre ahora, justamente ahora para regresar a ser lo que fuimos. Tú en tu nido de sueños yo hoy reconciliado con la vida, gracias a la tuya que se queda a vivir conmigo aunque la lluvia siga mojando cristales.

Frío

Imagen
Tengo frío siento que te alejas que no respiras conmigo. Mis dedos teclean tu nombre que no me busca más entre tantas letras sueltas. ¿Será este domingo o el invierno? ¿O serán tus labios que no extrañan mi nombre?

Se me ocurre cada tarde

Hay ocho mil niños dormidos en tu vientre que esperan ansiosos ser tu progenie, hay otros tantos sueños inertes en tu regazo de mimbre niña de las mil caras de lunas ocultas que brillan por el claror de tu penumbra. Y las beso entre mis dedos diluidos que modifican distancias cuando salgo a encontrarte en el camino, que renace justamente al final de tu arco iris allí en tu crisol de infinitos donde me tienes escondido. Es muy extraño que en mis años en mi impotencia me haya vuelto héroe para trepar tus paredes y arrinconarte allí, precisamente en el vértice de tu desconcierto donde el amor olvidó tus noches. Y desde entonces se me ocurre hablarte de amor en cada tarde no de ocho mil niños posibles porque tu vientre tendrá otra simiente, pero aun así niña, déjame soñarte si estás conmigo, de amor no pasarás hambre.

Besando la piedra

¿Y qué de tu amor, cuando vuelvas? Y lo hagas sin mi sombra a tu costado abandonada quizás en otro páramo bajo una roca oscura y densa para que no te pese más cuando acompañe tus pasos. Y salga a esperarte y no puedas verme porque me dejaste allá enterrado bajo la fría lápida de granito y atravieses mi cuerpo inmaterial cuando salga a tu encuentro en un intento de abrazo. ¿Y qué amor, de mis besos? De mis labios apretados resecos besando esa piedra en la humedad de un suelo que penetrará mis huesos estos que ya no sostienen mi cuerpo. Pasaré a ser un tiempo añejo y tus pasos seguirán a otra sombra y te olvidarás de olvidarme. Quizás en otro invierno te intrigue saber y levantes la roca y encuentres aún mis ojos abiertos. Será solamente el alma de una sombra muerta de desconcierto cuando tus fríos pasos la dejaron ese invierno sepultada en mezquindades en esta tumba sin tiempos.