Se me ocurre cada tarde

Hay ocho mil niños dormidos en tu vientre
que esperan ansiosos ser tu progenie,
hay otros tantos sueños inertes
en tu regazo de mimbre
niña de las mil caras de lunas ocultas
que brillan por el claror de tu penumbra.

Y las beso entre mis dedos diluidos
que modifican distancias
cuando salgo a encontrarte en el camino,
que renace justamente al final de tu arco iris
allí en tu crisol de infinitos
donde me tienes escondido.

Es muy extraño que en mis años
en mi impotencia me haya vuelto héroe
para trepar tus paredes
y arrinconarte allí,
precisamente en el vértice de tu desconcierto
donde el amor olvidó tus noches.

Y desde entonces se me ocurre
hablarte de amor en cada tarde
no de ocho mil niños posibles
porque tu vientre tendrá otra simiente,
pero aun así niña, déjame soñarte
si estás conmigo, de amor no pasarás hambre.

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