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Mostrando entradas de julio, 2011

De uvas verdes

Tócame los músculos de la memoria y regresa cada tanto a decirme, que no soy tiza borrada en el aire. Recuérdame el haber no escrito en el muro de los perros negros: “que tarde se hizo para olvidarte”, y esta curiosidad malsana de saber si aún sigues, pegada a los ladrillos de la plaza del hambre, donde nos comíamos sin masticarnos, tragándonos como oblea de ostia; engarzándonos entre los dientes los besos de uvas verdes, justo antes de medianoche.

Donde los cipreses

Tuvo una forma un perfil una voz cincelada en cobre un añil taparrabos de piel de credos dos piernas de esfinge taladrando los ojos. Cargó en su cetro los prepucios de la noche fue reina avispada de los zánganos arrastró consigo las eras de lumbre de los soles de estío pero no pudo no estuvo no cupo allí donde descansan lo cipreses secos por eso… solo por ella reverdezco.