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Mostrando entradas de marzo, 2009

Ingenua poesía

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Siete ninfas observan la escena; espiando entre follajes se mimetizan con ellos, encienden voces, se subyugan, juegan a ser niños. Una se escapa, nadie la percibe; me acaricia a escondidas sin que la note, sin tocarme; la presiento a mis espaldas. Mira por sobre mis orejas, detrás de mis pestañas, intrigada me investiga, me huele, cuenta mis pecas, y se aleja. Luego regresa con otras, actúan extrañas; hablan, debaten entre ellas y me preguntan al oído ¿Eres un dálmata?

Simple y cotidiano

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Parece simple y cotidiano pero… ¡Qué bien que tomas la taza de café con tus dedos! la elevas en un suave ritual hacia tu boca, la seduces, ella dibuja una apertura sensual y delicada y la posas sutil en el filo de sus labios; hueles, absorbes y tu lengua juega, palpando los sabores que fluyen en aromada cascada interior mezclados con tu natural sabor a menta. Y respiras… y tu aliento sabe a madrugadas, a néctar consumido en noches de silencios cuando el amor relajado aspira el tabaco y se consume en otros sentidos; te miro, gozo de ese preciso instante y pienso… ¡Qué bien que tomas la taza de café con tus dedos!

Tu peligrosa forma de ser

Es peligrosa tu forma de ser para un corazón ausente de sonrisas, ciego y mudo como el mío. Puedes volver adictivo a unos brazos que aún no te han cubierto ni siquiera en sueños; puede ser peligrosa tu forma de ser pero aún así te sigo; en el andar cuando te marchas dejando estelas de hormonas marcándome el camino. Inquietante, vivaz, sugestivamente natural, intrínseca y provocadora inocencia; todo eso, hasta el murmullo de tu falda cuando te inclinas al beso, en la mejilla que rozas con la brisa de tu aliento tierna llave emancipadora de sueños. Todo es peligroso en ti, hasta tu silencio; en mis pausas cuando te pienso, en el espacio que reclama: la presencia de tu cuerpo.

Tú misma

Nada se parece más a este vocablo inmensurable llamado amor, que tú misma; con tu sonrisa enfrentada al espejo de la mía, cuando germinas la duda y la reviertes en labios amplios y sensuales, con el aliento que subyuga al día; cuando respiras con tus ojos y me miras y me asfixias apretándome el corazón con tu ternura infinita. Nadie se parece más al amor que tu misma.

Tú; sólo buenas intenciones

¿Acaso crees que puedes amarme más que yo a ti? No te equivoques, tú ni siquiera has comenzado; yo volví de miles de amores por tus recovecos tú en cambio eres el esbozo tibio de un te quiero. ¿Y piensas que nadie podrá amarme más que tú? Yo estuve dentro tuyo tantas noches y menguantes que no alcanzaría un cielo de estrellas para contarte, tú en cambio, apenas intentas una sonrisa en el aire. Y te sientes vanidosa, altiva reina de mis paisajes; en cambio tú eres el mismo paisaje, el que dibujo en ti, en los turgentes picos de tus inconscientes descuidados, ausentes ¿Y me crees definitivamente aire de tu aire? Acaso imagines en este instante que me quieres; yo te digo que no, que sólo eres manojo de ilusiones, una náufraga al acecho de las buenas intenciones; en cambio mi amor es el barco que navega tus noches.

Prefiero escaparte

Ya no soy un niño, no tengo tiempos de espera, de equivocarme nuevamente y levantarme tantas veces como quiera. Hay tiempos precisos para el amor clandestino, hoy no me basta el placer voraz y fugaz, preludio de silencios infinitos. Prefiero escaparte, renegar incluso de tus besos, disfrutarte en los sueños, en el silencio que elijo para morirte de lejos. Saboreando tu esencia en la inconsciencia, con la melancolía allanada; abrazar tus abrazos en el cuerpo de mi almohada. Y dormirme despacio sereno en calma, con la nostalgia saciada y tu sonrisa besando los párpados de mi alma.

Pasión desmedida

Irreverente, insolente, avasallante; en la hora impetuosa del deseo apabullas y apagas en tu boca el fuego ansioso de mi sexo. Nada te detiene en la embestida, arrasas haciendo jirones mis deseos, en ímpetu descontrolado y frenético inicias, acabas, exhalas vas de nuevo. Yo pasivo, sumiso e irresoluto, me entrego al frenesí que significas. es vano intentar detener tu lascivia y la enjundia de tu pasión desmedida. Cuando el torbellino amaina furia en jadeos extenuados te relajas, sólo instantes parecen suficientes para reponer tu nueva artillería. Disparas tantas veces como puedes orgasmos eyaculados en cadena, mi vértigo clama por una tregua pero haces caso omiso a mi bandera. El final de la pletórica paliza magnifica la calma merecida, relajada duermes en mis brazos ya es tiempo para mis caricias.

Siempre amor

Te esperaré amor por siempre, allá en las islas, en las rompientes olas que delimita al mar, entre las rocas de los deseos amparados donde fuimos incipientes aprendices del amor. Cuando el albatros mudo coqueteaba con el aire tejiendo en su torpeza corazones con sus alas, allende en el infinito universo azul, sonrojado por nuestras pasiones irreverentes y descuidadas. Amor, el otoño del mar se parece a mi alma, llega en espumas bordando de ausencias la playa, que se queda mustia cuando se aleja en mareas llevándose con ellas todas mis esperanzas. Te esperaré amor, cuando alcances el vuelo de gaviotas revolteando horizontes de sueños, tras la barca del recuerdo proa al norte, a mi isla en viaje sin retorno donde encalles con tu vida.

Evitando tu partida

Cuantas ausencias marcan mi urgencia, recónditos acertijos enredan tiempos, adentro macerando las frutas del deseo, afuera una máscara oculta el desaliento. Palpita vértigos la ansiedad macilenta asomada en barato souvenir de la vida, regalando espejos donde transita la nada, reflejando áridas y absurdas monotonías. Imágenes nítidas confunden desvaríos amalgamadas en soluciones placebos, en crudos intentos de evitar tu partida para hundirse en el silencio de la huida. Pero aún no es tiempo de decir que deseo obligarte a partir sin develar mi secreto, escondido detrás del adiós que me dejaste, alimentado en el tiempo que no te tengo.

Aún sin conocernos

Somos cómplices de una aventura, eternos soñadores, ilusionistas, inventores de una esperanza alimentada en el tiempo, atesorada en la distancia. Me esperas, te espero cada tarde con sus soles, cada noche con sus lunas, dibujados en mi rostro, pintadas en tu sonrisa Somos amores sin serlo, somos amigos sin miedos, enarbolamos la ternura en cada palabra, en cada gesto. Nos buscamos, nos encontramos, nos gustamos, nos aceptamos encerramos en cada beso, en cada abrazo etéreo la alegría de querernos. Como somos, como podemos, sin artilugios, sin mentiras, somos a la distancia eternos amantes; aún sin conocernos.

Inventando besos

Hace tanto tiempo que no te quiero y sin embargo a veces, te quiero tanto; que cuando te deslizas en mis recuerdos cierro los ojos y te atrapo en ellos. Desvío tu imagen del hueco negro que deglute tiempos y esputa miedos, en suave delirio te diluyo en el aire y te vuelves brisa de mis anhelos. Eternizo tu imagen en mi espejo, capturada entre mis dos hemisferios; en el derecho te improviso un beso y un dulce te quiero en el izquierdo. ¡ay mi ojos amor! ellos guardan el misterio que la nostalgia ciega recupera del recuerdo; hace tanto tiempo que no te quiero que hasta los besos me los invento.