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Mostrando entradas de abril, 2010

Dame las manos sembradas de ti

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Dame las manos sembradas de ti para vestirme de ellas y ser le caricia perpetua el código cifrado de tu génesis y sentirte la maravilla cubriendo mi universo. Abraza mi espera y sus rincones ocultos anhela conmigo pisar la misma huella el mismo tránsito por callejas ebrias cuando cante el alba su sed de vino. Dame el tiempo de alondra temerosa haré un nido de gárgola entre dos torres de nacarados sueños donde gima el vientre su hambre de vida. Regresa ahora del silencio hay una espera de labios impacientes colgados de una antigua melancolía encuadrando los mustios recuerdos. Se por un instante la plegaria del beso la reconciliación de la rosa y su espina; no niegues a mi infortunio el derecho a reencontrarte. Hay buscadores de olvidos espiando las calles ellos pervierten los recuerdos y sus huellas los mapas y sus trazados que te lleven a rozarme; se la cruz de mi brújula, mi molino de viento. La urgencia que clama mi simiente en la vorágine crepuscular del hombre; el que ansía ser inm

Tú, blanca estatua de nubes

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Voy mudando de rincones, los ocho vértices posibles del cubo pretendiendo encontrarte amparada en sus bocas hambrientas; tú, blanca estatua de nubes te escapas por la comisura del vacío sin poder detener la estampida de los sapos enamorados de la oscuridad, los que se rebelan cuando bosteza la luz. Después, la consola solar y sus vinilos multi orgásmicos refutan la vorágine del viento y son miles los lúmenes nacarados explotando en racimos sobre los ojos. Y te acercas liberada en batir de alas, me vendes un sueño, plantas un unicornio sobre un cono de fresas y yo te miro, sí, absorto te miro como construyes ladrillo sobre ladrillo el castillo de naipes más bello, el puente levadizo a tu corazón de manzana con ríos de chocolate y menta y expones tus trazos en veleros para navegar infinitos. Y me deslumbro, tomo tu sonrisa, la calzo en el dedo anular del sueño; me permito ser aventurero intrépido caballero de tinta y pluma, un aprendiz de poeta inventándote en versos.

Sin poder abrirte

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Pensarte en la acequia de la noche, ajena, distante mientras la llave se traba y no puedo abrirte. Desheredarte el mar, que no te distraigas con sus guiños de ausencias y voltees los girasoles hacia el resplandor que se cuela debajo de tu alfombra. Pensarte, sólo pensarte, difuminada en la inalcanzable distancia, “conociéndome largo como el espacio de un beso”. --- “conociéndome largo como el espacio de un beso” A.Margot (Poeta)

Cuando mi hombro te inventa

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No sé quién eres si tus huellas van o vienen o viceversa; hasta a veces pienso que no existes más que en mis hombros cuando te invento hablándome al oído. Pero respiras, siento tus pulsos, en la misma pendiente que abraza mi garganta cuando cierras la ventana y el día se alarga hasta el tiempo de volver a rozar tu misterio, donde otra vez vuelves a ser suspiros que aprehendo entre mis dedos; en la afinación de mi lengua que repite tu canto besándome al oído cuando mi hombro te inventa. Un día de estos se me dé por confesarte; quién sabe... hasta puede que te bese. Mientras tanto cuido la rosa que te extraña.

Cien mil noches para extrañarte

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Quizás las cien mil noches con sus despedidas, no lo sé, pero me provoca tristeza verte partir, como si se apagara el alba y todo quedara otra vez en penumbra. Quizás sean las mareas de murciélagos y la luna o la sombra de la rosa que se pierde en la curvatura de la tierra; la mano temblorosa que sostiene tus alas para que vueles tras el sol. Quizás no busques un sol y sólo estés de paso besando las palabras las que alguna vez fueron versos y hoy rescatas como si fuesen hermosas flores de otoño. Es verdad, hay tristeza en el aire, verte desde atrás cuando cada vuelo te marchas apagas la vela y enciendes la noche y todo queda otra vez en penumbras hasta un nuevo hola amanecido al desayuno siguiente. Quizás sea solamente otra noche para extrañarte y estás triste y estoy triste porque lo estás, sin poder siquiera abrazarte, como a la sombra de la rosa que se pierde en la curvatura de la tierra.