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Mostrando entradas de abril, 2009

Te presumo amor

Tienes en tu sonrisa la calma que precisa mi melancolía trémula; me apagas con ella la ansiedad de la búsqueda del amor que florezca entre mis tantas piedras. Me quieres y en tu decirlo abarcas mi mundo y sin redes lo sostienes; mi temor a caer desaparece cuando llegas y me abrazas, me proteges, cubres mi espalda siento la vida que renace. Amor, distante paraíso, Edén donde recalan mis sueños inconclusos, a esperarte cada noche, a conquistarte con besos, primavera eterna, dos corazones al unísono. Eres el quizás y el siempre, metáfora de un tiempo, fruto de un ritual amanecido renaciendo en los instantes, presumiendo el goce, el placer infinito de poder pertenecerte.

Secreto (Secret)

Este secreto que tienes conmigo cuando de noche, precisamente a esta hora, nos encontramos en el silencio de las voces, en el ruido de los teclas, de los besos, de palabras adorables, de los te quiero; timidez enardecida en tu inocencia de niña… Je t'aime amour... Me partes en pedazos de alma que vuela a tu lejano encuentro; a traerte conmigo, a llevarme contigo y soñamos, soñamos, cada noche, precisamente a esta hora cuando los sones del día se adormecen… Je t'aime amour... Y somos por abismales distancias puentes invertidos de ida y regreso, de besos y deseos y nos encuentra el final de la noche bostezando el mismo sueño; espalda contra pecho en abrazo eterno… Nous aimons amour... Así con la vergüenza y el miedo por los pecados concebidos y el amor al acecho, escribimos nuestra historia día a día y en secreto; para el perdón habrá tiempo.

Rompiendo tus credos

Deambulan tus deseos por vergüenzas que ocultan tu sentir reprimido, obsceno; juegas con ellos, toman formas, se diluyen de placer entre tus dedos sucumbe tu corazón agitado, lo espabilan, lo explotan en orgasmos los deseos. Proteges del pecado a tu inocencia, imagenes de oscuras intenciones; el deseo amor no tiene credos es piel irradiando fuego, volcán que no entiende de razones maremoto incontenible naufragando cuerpos. Y yo llego, me aposento en tus deseos me desvistes como la más puta de todas; me lames, me entretienes con tus dedos, te retuerces del placer desconocido que provocan los orgasmos de tu sexo y gimes, y te olvidas de tus credos.

Agitando el tintero

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Dos plumas sobre la mesa y un tintero una cartulina blanca y tu rostro serio. Recuerdo me dijiste entonces: píntame como me veas, tal cual con todos mis defectos; no mezquines arrugas, rasgos duros si los tengo; si quieres dibuja lágrimas bajo mis ojos secos; en mis lóbulos cuelga pendientes de nácar, de coralinas rosas, los que pusiste el día que me dijiste te quiero; ahora toma tu pluma dibújame sin complejos sabré entenderte amor eres artista, no ciego. Tomé mi pluma plana, la luz del día reflejó tu rostro, hice dos trazos; una luna enamorada bañándose en el rocío, meciéndose entre arpegios. Eres tú le dije, así te siento.

Plañidera

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Ya no lloras, tus lágrimas han muerto; de tanto vender tu llanto tu río se quedó seco; burla del destino, hoy no lloras a tu muerto. Se ha muerto tu amor, vas en silencio; caminas junto a él tocando su cuerpo, llevas tu vaso vacío no volcarás en él tu lamento. Tus lacrimales vacuos falsos llantos lo absorbieron, otros supieron de tu tristeza pero el amor tu silencio. Farsante tu profecía te pagó con el mismo precio; por dinero sufrías angustias y en angustia pagarás tu precio. Hoy no lloras, apenas eres lamento; deambulando por las calles con la culpa de tu muerto que no conoció de llantos, tu río se quedó seco.

Noctámbulas nostalgias

Noctámbulas miradas, presagian horizontes, lejanas alboradas, olores de aire húmedo, hollín de ciudad contaminada; espasmos de noches que mueren sin la calma. Transitas un silencio, inexpugnable pared, visiones ausentes a un vacío infinito; ves por sobre los hombros como si nada, encuentras hielo entre tus ojos y los suyos. Te asomas, subyugas el espacio con tu roce; fusionas el espanto con la nada que invade el cielo de tu encierro; entre balcones suspiras sin colores ni cuerpos. Y extrañas, y tus preguntas desconsuelos ¿Dónde fueron las palabras, los abrazos? El cáliz sagrado de la esperanza duerme, ahoga el vino agrio, suma gotas amargas. Y el muro se diluye entre noctámbulas nostalgias donde transitas estática, sin brisas claras; te quedas aletargada esperando amaneceres a que el sol limite los ruidos del alma. Mientras tanto; el amor en un costado de tu cama se diluye suavemente ajeno a tu nostalgia; vuelves la mirada, retraes el tiempo y te preguntas ¿Dónde se esfumó el amor, el

Caprichosamente tierna

Me puedes, sobornas mi tristeza con un beso, la vistes de fiesta y te sales a pasear con ella como cuando adolescentes sosteníamos el cielo y el amor; el amor floreciente. Y regresas con tu cántaro a mis sienes recogiendo uno a uno mis atardeceres, mis vergüenzas débiles enrojeciendo y el amor; el amor un desconcierto. Me puedes; cuando abrazas mi incertidumbre con el calor de tu pecho, entre senos tibios nidal de ángel desnudado en vuelos y el amor; el amor renaciendo. Y te quedas, permaneces en mi vigilia testaruda y caprichosamente tierna, cobijas entre tus manos mis sueños y el amor; el amor duerme con ellos.

Sueños de maniquí

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Ocultas tras cristales lágrimas de madera por la vida que te llevan los que ven tras la vidriera; caminas sus pasos, abrazas sus brazos, besas sus besos pero nada se parece a la libertad de tus sueños. Y te quedas inerte transcurriendo las estaciones, mudando tu ropaje, seduciendo mezquindades y nadie mira tu rostro que refleja soledades; te despojan de tu alma y te humillan tantas veces. Luego cuando se apagan las luces del escaparate te encierras en el silencio llena de oscuridades; pierdes todos tus brillos, los que iluminan la calle cuando los ojos absurdos solo ven lo que no valen. Un maniquí es sólo eso, un muestrario de ropaje, un pedazo de madera, un plástico que se repone; cuando el alma del que observa tras cristales necesita que su ego sea el mejor de su bagaje.

Fotos negras

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Veladas imágenes recogen mis ojos, intento plasmarlas detrás de mi lente, recuerdos enjutos guarda la memoria; fotografías negras del alma ausente. San Telmo, mil novecientos y algo años del recuerdo, y la bohemia enlutaba en tangos mi desconcierto; fotografías negras de un desencuentro. Ella era requiebres de Cumparcita, yo apretando su talle ceñido y rojo; acortábamos la pista en sensual danza jugueteando miradas de exorcismos. Final del ritmo, éxtasis del alma, abrazados quedamos rozando cuerpos; entre agitados corazones desbocados sellamos con nuestros labios el deseo. Álbum del tiempo, hojas amarillas bordes dentados agitan un recuerdo la cámara inquieta recogió la imagen un tango, dos bocas y el único beso.

Espejismo de luna

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Desiertos sórdidos, dunas errantes, calor envolvente que corroe dragones que en punta de patas salpican huellas entre los cardones. Y te apareces entre ellos, mimetizando geografía errabunda, altiva; envuelta en tus pañuelos de gasa, desde bosques pintando selvas; y te cuelgas a mis hombros, me bebes en calor de mis ansias, regurgitas deseos en volutas de vapor, pides permiso a mis brazos que no reaccionan, que tiemblan por tu inesperada presencia, allende, radiante entre relojes de arena. Intento abrazarte pero se escapa etéreo tu cuerpo entre las dunas, traslúcido, volátil como espejismo: cuando me acerco te alejas.

Quizás, sólo quizás

Quizás, no lo sé, tal vez algún día sea el esplendor de un reencuentro, ya sin goznes de puertas escondidas, sin preocuparnos por chillidos que delaten nuestras mentiras. Quizás cuando te encuentre en otro octubre, en otra primavera brindaremos con ese amor añejado en cubas de tiempos, en esperas y sabremos a uvas, a perfume de almendras. Quizás, sólo quizás… Pero al otoño ahora recrudece en las hojas vuelven ocres todos esos anhelos disimulados en savia que se va que se esconde a otro verano a renacer quizás con más empeño, y esta melancolía… fruto de un racimo florecido que no quiere drenar sus jugos en vasijas vacías, aireadas con un aire diferente, extraño que no sabe a nada, que apenas sabe a resaca contenida; y esta melancolía… que aún se empeña en beber de tu vida.

Certeza de extrañarte

Esta certeza de extrañarte, de imaginarte, en el perfil inquieto de una rosa magullada por el viento, sacudiendo pétalos por el suelo. Y te digo, que te apareces así de repente, en mis miedos de esta bronca por negarte, por negarme a seguirte teniendo. Quizás la obsesión no sé; la letanía inmadura negada, ultrajada por el tiempo, de esperarte sin quererlo de desearte sin pensarlo. Y hay tanta certeza en mi desconsuelo que he buscado herirme por caminos inciertos, salpicándome de silencios, oscureciéndote en ellos. Pero sigues estando, permaneces en imágenes y te afirmas en mis anhelos; te llegas sin quererlo, sin desearlo, en esta certeza de extrañarte.