Besando la piedra

¿Y qué de tu amor, cuando vuelvas?
Y lo hagas sin mi sombra a tu costado
abandonada quizás en otro páramo
bajo una roca oscura y densa
para que no te pese más
cuando acompañe tus pasos.

Y salga a esperarte y no puedas verme
porque me dejaste allá
enterrado bajo la fría lápida de granito
y atravieses mi cuerpo inmaterial
cuando salga a tu encuentro
en un intento de abrazo.

¿Y qué amor, de mis besos?
De mis labios apretados resecos
besando esa piedra
en la humedad de un suelo
que penetrará mis huesos
estos que ya no sostienen mi cuerpo.

Pasaré a ser un tiempo añejo
y tus pasos seguirán a otra sombra
y te olvidarás de olvidarme.
Quizás en otro invierno
te intrigue saber y levantes la roca
y encuentres aún mis ojos abiertos.

Será solamente el alma de una sombra
muerta de desconcierto
cuando tus fríos pasos
la dejaron ese invierno
sepultada en mezquindades
en esta tumba sin tiempos.

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