Besos al aire

Parte el beso audaz buscando su destino,
musita el deseo en la ansiedad del aire,
de llegar a trémulos y lejanos labios,
que son el preludio del voraz delirio.

La dueña del beso subyuga mi alma
y reposa distante ajena a mis ganas,
de llegar herido al morir la tarde,
desplegado en besos sobre su regazo.

Abrazó la noche la piel desgarrada,
del silencio eterno que nunca responde,
murió el beso que parió mi boca,
porque el corazón amado ya tiene su dueño.

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