Reconciliación

A la realidad perenne de días de grises y claros,
desde mi desesperación vuelvo a nacer altivo,
veo transcurrir mi existir etéreo,
por callejones cargados de escepticismo.

Nada es más fuerte que el temor
de la equivocación constante,
del yerro malsano que acumula vidrios rotos
y vacías cuencas de enceguecidos ojos.

La tempestad arrasa la pasión incomprendida,
hacia al abismo profundo de los tiempos,
desgarra corazones inmisericordiosos,
con la justificación del vivir por instinto.

Vuelvo reconciliado a caminar erguido,
demoliendo piedras de rústicos caminos,
diluyendo rastros de un pasado tibio,
a buscar mi esencia entre los rotos vidrios.

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