Afuera corren buenos tiempos





Calma, afuera corren buenos tiempos,
y el aire, sortilegio de amapolas,
enamora la ansiedad de la espera.

Deja que tus marfiladas manos
añoren el bronce de las estatuas
con sus historias de verdes oxidados;
no corras tras las palomas
ellas sólo recogen migajas de los escombros.

Sé tu misma, no te inventes.
Fluye como el aire debajo de los aviones,
levanta vuelo desde tu torre.
Erige un castillo con miserias que te incomoden,
destruye el puente sobre su fosa,
siéntate a ver tu obra; y sonríe.

Comentarios

Chiqui Abreu ha dicho que…
Una obra de arte, querido Daniel!
Maravillosa!!!
No tienes idea de cuánta luz me regala esta bella poesía!
Besos,
Chiqui.-
Anónimo ha dicho que…
si señor!!! muy certero escrito.
un abrazo
Soledad Arrieta ha dicho que…
Algo me pasó con este poema Daniel. Sí, es verdad, siempre me llenás de sensaciones y me veo de pronto envuelta en situaciones ajenas. Pero hay algo más aquí. No puedo definirlo con exactitud, pero algo me sucedió. Será ese rayo de esperanza que atraviesa el título o ese regalo de aceptación en cada verso. No lo sé. Sólo sé que al final sonreí. Y que una sonrisa siempre hace bien.
Muchos cariños!
Paco Alonso ha dicho que…
Excelente poema amigo.
Sólo los espíritus agrietados poseen aberturas al más allá.
Cuando regresan destellan obras bellas como esta.
Te enlazo para seguirte mejor.
Cálido abrazo.
Daniel ha dicho que…
Gracias mi querida Chiqui, espero que dure mucho esa luz.

Un fuerte abrazo. Te quiero amiga.

Besotes.
Dann
Daniel ha dicho que…
Poeta reltih; gracias por tu presencia.

Mi abrazo.
Daniel ha dicho que…
Sol; siempre tienes palabras generosas a mi poesía; recuerda que yo escribo, vos (uds) le pones vida a cada palabra.
Gracias por sonreir.

Mi cariño.
Daniel ha dicho que…
Muchas gracias Paco, un placer tu llegada a mi blog y por tus generosas palabras.

Saludos.

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