Niña de enero

Me subyuga cuando trepas
el trampolín de mi circo,
llegas abrasando mi frío
te posesionas,
le escamoteas sus escarchas
lo vuelves impotente
hasta dejarlo mustio
sobre la arena,
temblando
de frío.

Niña de enero
verano de mi istmo,
desconsolado y aterido
te espero acurrucado
sobre la última carroza
de mi nómada vida,
en este circo que se incendia
en alboradas
de siglos,
el último
para este payaso
desteñido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Donde duermen las lluvias

Con las manos en los bolsillos

Aquellas incógnitas