Con altura

He de abrazar al último suspiro,
como si fuese llama que se apaga,
en la oscuridad de mi vida aciaga,
sortilegio del aire que respiro.

Asistiré voluntario y pasivo,
al final del tiempo que termina,
que en oscuridad de muerte encamina,
al amor engañoso y permisivo.

Me retiraré de la lucha amarga,
evitando el clamor de la venganza.
Y cuando el suspiro se haya muerto

olvidaré la pena que me embarga;
con total entereza y sin tardanza,
enterraré por siempre tu recuerdo.

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