Cordura atropellada

En procesión: los nefastos
días de rutinas,
atropellan la cordura
que anda por las esquinas
despavorida de miedos
por temor a la locura.

Del encierro que propone
mi alucinada vida,
en contradictoria historia
de lo que desea y dispone,
del partir o permanecer.
entre la nada y la gloria.

En la estática pertenencia
a la que someto, imbécil,
este estar sin resonancia
entre paredes y versos
escritos en silencios
de rutinarios días.

En rutinas rutinarias
de ser siempre lo mismo.
Inerte madera seca
en abúlicos domingos
esperando que transcurra
este estático vacío.

Y volver a empezar…
terminar siempre en lo mismo…
siempre lo mismo.

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